Xº Aniversario de «Mi Esperanza»


Un 5 de febrero del año 1.999 finalicé la marcha “Mi Esperanza”, que como bien sabéis amigos cofrades, está dedicada con todo mi fervor y devoción al Santísimo Cristo de la Esperanza. Parece mentira, el tiempo pasa corriendo y ya se han cumplido diez años desde que estampé mi firma en la última página de la partitura.
Os puedo decir que en primer lugar la escribí para partitura de piano, la cual más tarde enseñara al maestro Manuel Rodríguez Ruiz, director de la Agrupación Musical “Sta. Mª Magdalena”, para que la viera y si la creía conveniente para ser interpretada por la mencionada banda. Quiero recordar que se la entregué con toda la ilusión en las puertas de la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Victoria, poco antes de la presentación de la revista “La Mudá”, acto en el que tocaba la agrupación y que aún sigue haciéndolo desinteresadamente.
Al tener las partituras en sus manos, la primera reacción de Manolo fue la siguiente: – “Esto no se puede tocar…”. Me quedé algo serio y decepcionado. Pero… pasados unos instantes y después de contarle mi intención musical en la marcha, mi querido maestro me dice: -“La partitura está escrita para piano, necesito el guión para la banda, y además, no está en el tono adecuado para los instrumentos”.
Así pues, tras haberme documentado y haber consultado a Manolo cómo necesitaba escrita la partitura, vuelvo a hacerle entrega el guión definitivo, en el que había efectuado varias modificaciones y arreglos como son: el desglose de voces para los distintos instrumentos, la adaptación y transporte de las melodías, ajuste de las tonalidades… Una vez que él mismo la revisa, me comenta que los papeles ya eran válidos y que iba a pasarlos a los componentes, para su montaje e interpretación en la próxima Semana Santa. Se iba a cumplir uno de mis sueños desde niño: oír y escuchar una marcha tocada por la banda de Santa María Magdalena de Arahal.
El sueño se hizo realidad y se cumplió. Por primera vez, se escuchó en público en el concierto de marchas procesionales a piano que ofrezco cada Cuaresma en la Iglesia del Santo Cristo. De igual forma, se estrenó con expectación y éxito por parte de la banda en un concierto que se celebró en la Iglesia de San Julián, sede de la Hdad. de la Hiniesta.
Jamás olvidaré cuando se interpretó por primera vez en las calles de Sevilla en aquel esplendoroso Domingo de Ramos. Disfruté como un niño con zapatos nuevos, “Mi Esperanza” llegó a los oídos de muchos cofrades sevillanos, entrando por los rincones más maravillosos de la capital hispalense. Especial emoción que sentí cuando se interpretó en la plaza de La Campana, justo en la revirá con la calle Sierpes. El corazón de la Sevilla Cofradiera escuchaba “Mi Esperanza”, sones que dediqué al Crucificado de Mi Esperanza, de mis amores, de mis devociones…, y que precisamente también sonaba tras el paso de un Crucificado en su Buena Muerte, acompañado por su más fiel compañera, nuestra patrona de Arahal, Santa María Magdalena.
Si me deleité con ese Domingo de Ramos, no fue menos el disfrute e incluso más alegría y gozo, cuando llegó el Viernes Santo, día grande y festivo en la Hermandad de la Esperanza. El Stmo. Cristo de la Esperanza iba por primera vez a escuchar las melodías de “Mi Esperanza”, interpretadas magistralmente por mis amigos y compañeros de la Agrupación Musical “Santa Mª Magdalena”.
Seguidamente, os remito a un fragmento del artículo “Mi Esperanza” que escribí en el boletín del año 2.000, en el que explico a los hermanos y hermanas mis intenciones sobre la composición de la marcha:

“…Si escuchamos nuestra marcha “Mi Esperanza”, nos daremos cuenta de que su musicalidad nos quiere anunciar un mensaje de ESPERANZA a todos los hermanos y hermanas de la Hermandad… a aquellos desfavorecidos, impedidos, enfermos y ancianos que se encuentran solos y, a veces, olvidados por el resto de nuestro pueblo. También a esa juventud llena de vitalidad, de ilusiones y proyectos de vida. Al niño que no puede tener un trozo de pan e incluso ni un bonito juguete. Al que te pide una lismona por la calle. Al que te pide que le eches una mano. A ti…
Por todo ello, me haría muchísima ilusión que cuando escuchéis “Mi Esperanza”, no entréis a valorar si os gusta o no en cuanto a su musicalidad o belleza melódica, sino recordad todo aquello que Nuestro Cristo de la Esperanza nos pide cada día, y que Él nos anunció con su dulce mirada.”

Quisiera finalizar el presente artículo que me ha servido para celebrar tal aniversario, recordando aquí una parte la cual está dedicada al Santísimo Cristo de la Esperanza y que pronuncié en la XVIª Exaltación de la Semana Santa del año 2.004 que organiza la Tertulia “La Mudá”:

“…Mi Esperanza, eres Tú Señor quien pone la música en mi vida. Tú eres el Creador, sólo Tú, Santísimo Cristo de la Esperanza. Creador de todas las cosas, y también de una música. Por ello, te considero como el compositor del Universo, de la Tierra, de Andalucía, de Arahal… Porque Arahal presume de ser una bella melodía que suena en cada plaza, en cada callejuela, en cada rincón…
Concebiste a una sinfonía a la que por título llamaste “Hermandad”. Y en una enorme partitura de papel de seda, escribiste con tinta de tu bendita sangre unas notas musicales, que entre ellas enlazaban melodías que nunca podremos borrar de la memoria. Sones que atentamente debemos escuchar, y que en ocasiones por desgracia, solemos taparnos los oídos.
Constituimos una numerosa orquesta de músicos, de cristianos y cofrades que nos disponemos a percibir tu ritmo, tu melodía y tu armonía a través de los cinco sentidos.
No sólo una vez al año, sino también cada día, interpretaremos al unísono las partituras de esta hermosa sinfonía. Vosotros bien lo sabéis, notas que suenan a amor, amistad al hermano; servicio y ayuda, solidaridad con el que sufre y que no tiene ese instrumento musical que alegre su día a día, pues él tiene derecho a tocar la misma partitura.
Algunos matices suenan a diálogo, igualdad y respeto entre hombres y mujeres, que no desafine ese instrumento, que no se equivoque en su interpretación, es decir, no a la violencia, no a los malos tratos, no más guerras en el mundo…
¡Ay Dios mío! Cuánto me encantaría que toda la humanidad escuchara y disfrutara de tu música. Sueño que algún día se haga realidad. Una música llena de paz, de alegría, y de buena voluntad…
Pero, como dije anteriormente, también tu composición posee ritmo. Un ritmo que mueve el motor de nuestras vidas. Esto es y así es: un proyecto de fe.
Por un lado, a veces, es un ritmo lento y pausado como el caminar de un nazareno en penitencia o como el andar de tu costalero… Con paciencia e ilusión, todos intentamos seguirte en tu camino de espinas cuando surgen momentos de dolor y angustia en cada uno de nosotros.
Por otro lado, como la vida misma, tu ritmo es alegre, movido y juguetón como el baile de bambalinas de un palio, las cuales despiertan el ánimo y el sentido del cristiano y del cofrade.
Sin embargo, la Semana Santa no sólo es eso. Es una mezcla de música y silencio. Silencio y música a la vez. Igualmente, habrá instantes que no pueda hacerse el sonido. Nuestra partitura nos indicará el silencio. Porque en la música también hay silencio. No existe el silencio absoluto.
Así es cuando la oscura noche llega a su plenitud, se oye el pueblo rezando a una Madre que exige Piedad ante el Amor de su Hijo ya cadáver. También, recordad el latido de cientos de corazones que provocan la vibración del alma ante el paso de un Cristo Yacente.
Además Arahal es armonía. Porque presume de ofrecernos un espléndido conjunto de arquitectura armónica: sus torres y sus iglesias, sus calles y plazas. Escenario de una próxima Semana Santa.
Pero eso no es todo: el sentimiento y la devoción del cofrade a su Cristo o a su Madre; la sonrisa de un niño en la mañana de Domingo de Ramos; el andar de un palio o el rezo penitente de un rosario. ¿Verdad que todo lo que nos rodea es necesario? Justo y necesario a la vez, para esa armonía que yo estoy pregonando.
Santísimo Cristo de la Esperanza: hoy estoy dispuesto a interpretar la partitura que me has encomendado. Única e irrepetible, delicada y atrevida partitura que confesará mis emociones, mis vivencias, mis alegrías, mis tristezas… Parece que es un allegro o un adagio… no lo sé… según vaya sonando, según la cofradía que iría pasando.
Espero que los sones de mi música agraden tus oídos y que cada compás y compás disfruten de las notas musicales de mi pregón, el cual voy a dedicarte en esta tarde de primavera.
Te doy gracias, Señor de mi Esperanza, por haberme dado esta oportunidad de pregonar la Semana Santa de Tu pueblo de Arahal. Me has nombrado portavoz de tu palabra, de tu pasión y de tu muerte, y lo más primordial para el cristiano, fe de tu resurrección. Vengo a presentarte las oraciones y plegarias de tantos y tantos cofrades que aquí podían estar, como yo, haciendo uso de la palabra desde tan lugar privilegiado…”

Salida del Stmo. Cristo de la Esperanza
Suena «Mi Esperanza»