Polémica con la SGAE


Parece que últimamente está de moda la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) por el cobro de derechos de autor en locales de bodas, en fiestas y pasacalles, en casetas de feria… Pero, aún no ha llegado el problema a la Semana Santa.
Hace unos días decía la prensa en relación con la conocida fiesta de Moros y Cristianos de Alicante: » (…) Los Moros y Cristianos no se han librado de cumplir económicamente, bien de forma voluntaria o tras sentencias judiciales, como ha sucedido en el caso de El Campello. Un juez de lo Mercantil considera que la interpretación «irregular» de composiciones musicales en los desfiles -sin ánimo de lucro, dado que no se cobra entrada alguna al celebrarse en la calle- entre 2004 y 2007 cuesta 20.000 euros (…). Fuente: ABC.
También, me llamó mucho la atención un caso de la grabación en una boda por parte de un familiar de los novios, que a su vez era asesora jurídica de la SGAE. Esta mujer realizó el vídeo para que le sirviera como prueba para demostrar qué música se pinchaba en el salón y hacer la posterior denuncia. Para más información, pueden leer aquí.
Por último, la noticia más reciente fue publicada en el periódico ABC en el día de ayer. La noticia dice textualmente: » (…) La inspección que la SGAE realiza en la Feria de Sevilla para recaudar los derechos de propiedad intelectual ha provocado una activa disputa entre esta asociación y las casetas del recinto. La cuestión es que la SGAE cobra por dos vías: por las actuaciones en directo que hay en las casetas y por la música grabada que se emite en ellas (…) «.
Más adelante continúa así: » (…) el problema viene con el cobro del canon de los discos. «Es un porcentaje menor, más o menos un diez por ciento», aclara Jiménez, pero nadie revisa la música que se pone, por lo que muchas entidades se han querellado contra la SGAE. La razón es que se usan discos con sevillanas populares, como las corraleras del siglo XIX, que no generan derechos de autor, a pesar de lo cual las asociaciones feriales deben pasar por caja (…) «.
La polémica está servida. Resulta que la SGAE quiere cobrar los derechos de las sevillanas corraleras y populares el s. XIX. Yo me pregunto: ¿Cómo podemos controlar eso? ¿sabemos los autores de aquellas sevillanas? ¿cómo pueden cobrar esos derechos sin saber los compositores de aquellas letras y músicas?
Y ahora pienso yo… si seguimos el mismo criterio… ¿qué pasa ahora con la música clásica? Si en un reportaje televisivo colocan como fondo musical «La Primavera» de Vivadi o la «Sinfonía nº 9» de Beethoven, por ejemplo. ¿quién cobrar esos derechos de estos compositores clásicos?
En la última noticia de ABC, se plantea el problema en la Semana Santa. ¿Se puede trasladar la polémica a la música procesional?
Ya hace unos años, autores como Abel Moreno y Manuel Marvizón, plantearon la posibilidad de cobrar sus derechos como autores al paso de las cofradías por la carrera oficial de Sevilla, pues por este recorrido, el público sentado en sillas ha pagado previamente por ver el «espectáculo». Según la SGAE, cuando se le cobra una entrada al público, ya eso genera unos derechos de autor y debería el Consejo de Hermandades y Cofradías de pagar un canon o cuota a la Sociedad de Autores.
Aquel intento no se llevó a cabo y aún existe la polémica en la música de Semana Santa. Aunque si la SGAE ya está de visita por la Feria… ¿llegará al mundo de las cofradías? A lo mejor, son capaces de contratar a «espías» vestidos de nazarenos y penitentes para tomar nota.
El compositor sevillano Marvizón nos cuenta en la noticia: «El problema no es el dinero en sí sino la dignificación de los autores. Se está difundiendo este asunto desde un punto de vista mercantilista pero hay que decir que en España hay unos cien mil autores, y que los que tienen la suerte de ganar mucho dinero, como Alejandro Sanz, son sólo 5 ó 10. Son una pequeñísima proporción, menos del 0,001 por ciento. El resto tienen que hacer muchas cosas para sobrevivir».
Como autor, me parece bien que la SGAE cobre los derechos de autor de aquella música que se grabe o se interprete en lugares cerrados como teatros o auditorios, pero no sé hasta qué punto puede entrar en sitios públicos como casetas de ferias, en la calle, en reuniones familiares como las bodas…, para reclamar esos derechos.
Habrá que tener especial cuidado en las próximas Navidades, no vaya a ser que estemos cantando algún villancico por la calle o en casa, y más tarde, venga el cobrador del «Frac» poniendo la mano.