Mi paella favorita



Ayer sábado comimos en casa de mis padres, como es de costumbre, uno de mis platos favoritos: paella. Una paella de verdad, con todos sus «habíos». ¡Qué barbaridad! ¡Qué rica! Mmmmmm… Como siempre mamá, como siempre…

Gracias por esta paella tan rica y sabrosa que sueles hacer simpre que la cocinas. No es amor ni orgullo de hijo a su madre, sino lo afirmo de verdad, ya lo pueden comprobar e imaginar cómo estaba la paella por medio de las fotos.
Sirva este artículo para dar mi sencillo homenaje a esa cocinera tan querida, tan especial, mi madre, a quien a partir de ahora no sólo hay que decir «la paella de mamá», tenemos y debemos decir «la paella de la agüela». Sí, «agüela» como decimos por estas tierras de la Campiña sevillana, pues ya cuenta con su primera nieta Cecilia.
Daba la casualidad que tenía por allí la cámara y aproveché para realizar unas fotos a tan maravilloso plato levantino y mediterráneo. Daba una lástima de desbaratar el arroz amarillo, ¡qué lástima y coraje! Estaba tan bien arreglada y vestida la paella… No le faltaba ningún detalle.
Todo en su justa medida: el arroz, su poquito de carne, salteado de calamaritos y gambitas, especial pose la de langostinos y mejillones, rodajitas de limón y esos dichosos guisantitos que molestan a quien os habla cuando come siempre paella, lo siento no me gusta lo «verde», no los puedo ver…
Pues eso, por no decir «poseído», como decía mi amigo y compañero granadino Fabio, mi madre es una campeona en muchas facetas de la vida, tiene arte para todo: la cocina, la confección y costura, la pintura y la literatura, el arte de vestir y arreglar a su San Antonio Bendito, de adornarlo con flores, azucenas y claveles, el arte que tiene en bailar unas sevillanas, en hacer fotografías y grabaciones de vídeo…y muchas cosas más, y sobre todo, tiene arte para amar y querer a los suyos, a su familia. Gracias mamá por el disfrute gastronómico de ayer, mi paella favorita.
No sólo tiene de positivo el degustar tan rico arroz marinero, sino también que la paella es la culpable de que nos reunamos en familia alrededor de una mesa, y que compartimos anécdotas y vivencias de la semana, risas y sobre todo, amor entre todos, gracias a mi paella favorita.
¡Que aproveche!